Con la derrota de los japoneses y el final de la Segunda
Guerra Mundial, la Liga Antifascista dirigida por al antiguo
líder del EIB, Aung San, reclamó la independencia a los
bri¬tánicos, quienes se inclinaban por concederla en una
transi¬ción gradual.
Tal como se desarrollaban los acontecimientos, con un
enor¬me apoyo de los birmanos a Aung San, Londres aceptó
con¬ceder la independencia para 1948 e incluir en el país a
los estados tribales que habían gozado de una autonomía
espe¬cial bajo el Imperio Británico.
En abril de 1947, el partido de Aung San -quien no conce¬
bía una Birmania que no fuera plenamente democrática-
obtu¬vo una mayoría absoluta de escaños en las elecciones
para la Asamblea Nacional, pero dos meses más tarde, U Saw,
un rival político que había sido encarcelado por los
ingleses por sus alianzas con Japón, asesinó al padre de la
independencia junto con seis de sus asesores.
U Nu fue elegido primer ministro y jefe de la Liga
Antifascista. El 4 de enero de 1948 Birmania se convertía en
un estado
independiente y abandonaba la Commonwealth. Así, Birmania,
cuyas cosechas e infraestructura agrícola habían quedado
casi totalmente destruidas tras las batallas contra los
japoneses, se quedaba fuera de los planes de reconstrucción
económica de los aliados.
Casi al mismo tiempo de su nacimiento como país libre la
insurrección brotó por todos los rincones. Los karen se
rebe¬laron en las montañas, mientras que los comunistas se
retira¬ ron del Gobierno y también emprendieron la lucha
armada, junto con los mon y los musulmanes del área de
Rakhine.
No sin grandes tribulaciones, durante la década de los
cincuenta el Gobierno sofocó en gran medida la insurrección
de los karen y de los comunistas, cuyos últimos focos
hubieron de refugiarse en las montañas.
LA INTERVENCiÓN DEL EJÉRCITO
En esa década de los cincuenta Birmania entró a formar parte
del Movimiento de Países No Alineados, mientras que el
Gobierno de la Liga Antifascista se consolidaba en las
elecciones de 1951 y 1956.
Pero una escisión en el partido en 1958 motivó la primera
intervención de los militares, que establecieron un gobierno
provisional de dieciocho meses de duración.
Entre los desencadenantes de tal crisis política se
encon¬traba el enfriamiento de relaciones con Estados Unidos
por su apoyo al ejército del Kuomitang de Tchang Kai Chek
que, atrin¬cherado en las montañas del norte del país,
luchaba contra el régimen victorioso de Mao y con la venia
de Washington se finan¬ciaba las actividades con la
explotación de la heroína extraída de los campos de amapolas
de la zona, origen todo ello del actual conflicto en el
llamado Triángulo de Oro.
Cuando Estados Unidos comprendió que Mao era invenci¬ble se
desentendió del problema y los ex guerrilleros comen¬zaron a
comercializar los derivados del opio a gran escala y a
inundar Occidente de heroína, aunque ahora la Agencia
Antinarcóticos Americana (DEA) se lleve las manos a la
cabe¬za y vierta lágrimas de cocodrilo.
El Gobierno militar fue encabezado por el general Ne Win,
antiguo compañero revolucionario de Aung San, el cual logró
una cierta estabilidad y convocó elecciones generales a
prin¬cipios de 1960.
De dichos comicios resultó ganador de nuevo el partido de U
Nu, que trajo de la mano otra vez la agitación en las calles,
por lo que el general Ne Win tomó el poder otra vez en 1962
y anunció el comienzo de la Vía Birmana hacia el Socialismo,
al tiempo que U Nu era encarcelado y enviado al exilio
cuatro años después.
Este camino hacia el socialismo trajo como consecuencia una
debacle económica, con la desaparición de las tiendas y
negocios de un buen número de bienes de primera necesidad
que, como sucedía en todos los países del bloque comunista,
sólo estaban a disposición de los privilegiados en el
mercado negro.
El desempleo o el empleo ficticio aumentó considerable¬mente,
mientras la moneda sufría de la noche a la mañana unas
devaluaciones que convertían en miserables los ahorros de
toda una vida del birmano medio. Las empresas privadas
fue¬ron nacionalizadas por medio de indemnizaciones
ridículas y se llegó a confiscar las joyas de las mujeres.
De modo similar a como ha sucedido en otros países de la
zona, como Indonesia, las multitudes hambrientas culpaban a
la mino¬ría china de acaparar riqueza y se produjeron
matanzas que aca¬baron con la vida de cientos de miembros de
esta comunidad, por lo que unos 250.000 individuos -entre
los que había también muchos birmanos de origen indio-
eligieron el exilio.
En 1981 Ne Win se retiró del poder, pero nombró un suce¬sor,
el general San Yu, que en realidad era una marioneta a sus
órdenes.
Mientras, la insurrección en los estados kachin y shan se
fue consolidando con la aparición de verdaderos ejércitos
que controlaban la zona del famoso Triángulo de Oro en la
fronte¬ra de Tailandia, una de las principales fuentes del
comercio mun¬dial de opio y heroína.
En la primera mitad de 1988 las revueltas populares
forza¬ron la dimisión de Ne Win como jefe del partido y el
general Saw Maung asumió en septiembre de ese año la
presidencia de la República. El saldo de esos seis meses de
disturbios fue de más de tres mil manifestantes asesinados
por las fuerzas de la poli¬cía y el ejército.
El Consejo para la Restauración de la Ley y el Orden, al
fren¬te del cual se situó el nuevo dictador, prometió la
apertura de un proceso democrático con la celebración de
elecciones libres a la Asamblea para mayo de 1989 y cambió
el nombre del país por el de Unión de Myanmar, para borrar
todo vestigio del colo¬ nialismo.